martes, 22 de febrero de 2011

MUNDO MUSULMÁN INSURGENTE ANTE DOS OPCIONES

Fuente: CEPOS. Reflexión Semanal, 21 febrero 2011
por Federico Müggenburg

Los sorpresivos acontecimientos en los países musulmanes del norte de Africa y del Medio Oriente, en especial lo ocurrido rápidamente en Túnez y Egipto, con la caída de sus respetivos dictadores, y todo el proceso de transición esperado para que culminen en una democracia plena, también ha acelerado las manifestaciones en otros países de este entorno político-cultural. En unos con rapidez, en otros con lentitud, ya están tocados por el propósito y su efecto en los dos primeros. En el momento de escribir estas líneas ya se registran manifestaciones y represiones y muertes de distinto grado en Marruecos, Argelia, Libia, Siria, Jordania, Bahréin, Yemen e Irán.

Casi todos los especialistas en el mundo árabe, coinciden en señalar que estos sucesos son comparables a los ocurridos con la caída de la “cortina de hierro”, la desintegración de la URSS y la caída del Muro de Berlín. Consideran que se trata de los connaturales anhelos de libertad de las personas y su deseo de lograr que se les respete su dignidad y la correspondiente expresión en los derechos humanos. 
También coinciden en señalar que estos países sometidos a dictaduras militares, o monarquías absolutistas de fundamento religioso, tienen a la vista dos opciones: Turquía e Irán. 1.- El ejemplo de Turquía, en tanto que república laica, establecida por Ataturk en 1923, como consecuencia de la desaparición del Imperio Turco al final de la Primera Guerra Mundial. Turquía está formada por antiquísimos territorios de Europa (Tracia) y de Asia (Anatolia y parte de Armenia). Casi la totalidad de sus 100 millones de habitantes son musulmanes sunnitas. 2.- El otro caso es Irán, territorio que remotamente fue del Imperio Persa. Desde 1961 hasta 1979 fue gobernado por el Sha Reza Pahlevi, incondicional de Estados Unidos de América, hasta que el presidente Carter optó por apoyar una revuelta que instaló imprevistamente para él, una teocracia ismalista, con el Ayatola Jomeini. Hoy ese modelo de “califato” moderno es dirigido por el ayatola Jamenei y el presidente Ahmadineyad, quienes están por la desaparición del estado de Israel y pretenden alcanzar el dominio de la energía nuclear, según dicen con fines pacíficos, pero nadie puede garantizar que no busquen también el uso bélico. Con un total de cerca de 75 millones de habitantes mayoritariamente musulmanes de expresión chiíta.

Las acciones que se están produciendo tienen como causa remota, los sistemas de comunicación electrónica, como escaparates de los modos de vida occidentales, aún en situaciones de decadencia, y como expresión próxima, las redes electrónicas también llamadas “redes sociales”. Las poblaciones de estas naciones árabe-musulmanas y las de Medio Oriente, se integran mayoritariamente por jóvenes menores de 30 años, sin oportunidades de estudios, trabajo, salud y bienestar, contrastando con sus familiares emigrados a la Unión Europea, disfrutando lo que para ellos recientemente se denominaba, “el sueño europeo”.

Un telón de fondo que ha motivado la permanencia de estas dictaduras y/o monarquías, es el abastecimiento de los energéticos, como el gas y el petróleo, que son recursos abundantísimos en la mayoría de estos países, por así convenir al desarrollo industrial y económico de los gobiernos democráticos de la Unión Europea y de la Unión Americana, así como el dato no menor de la instalación y supervivencia del Estado de Israel. El desarrollo de esta rebelión incide entonces en dos tópicos hiper sensibles en las modalidades de la globalización. Si la mayoría de estás naciones transitan hacia el modelo de Turquía, se podrá entender que serán necesarios recursos para la creación de condiciones hacia un desarrollo social y económico, semejantes a los que se aplicaron en la reconstrucción y reconciliación de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Si por el contrario, se instala un modelo como el prevaleciente en Irán y se acelera la intervención del partido “Hut”, que desde Indonesia (240 millones de habitantes con más del 80% musulmanes, con predominio de chiítas sobre sunnitas) promueve, en acuerdo con Al Qaeda, el establecimiento de un “Macro Estado Musulmán” con un “Califato Mundial” (Ver RS187 del 20AGO07), estaríamos al borde de una guerra generalizada de imprevisibles consecuencias.

No es ocioso recordar que en América Latina, los artífices y protagonistas del “nuevo socialismo del siglo XXI”, (Castro, Chávez, Morales, Ortega y Correa) han establecido novedosas y fuertes relaciones diplomáticas, económicas e industriales con los gobiernos de Libia, Siria e Irán, quienes han empezado a enviar técnicos especializados en asuntos energéticos y minerales, que implican la expansión de su proyecto político “antiimperialista”. La presencia de núcleos de musulmanes radicales en América Latina, ha permitido identificar el interés por vincularse y absorber activistas de la Mara Salvatrucha en Centro América y recientemente en las filtraciones de Wikileaks, se denuncian relaciones de los Zetas de México con Al Qaeda.

Los sucesos en los países musulmanes de Africa del Norte y del Medio Oriente, tienen un significado geopolítico que va más allá de lo que inicialmente se había considerado. Serán elementos que empujen al proceso de globalización, hacia una época de áuge en pro de cierta civilización y bienestar o por el contrario, hacia el caos y una guerra que implicaría algo no visto en la historia humana hasta el momento. La atención a estos sucesos se convierte en uno de los factores de previsión hacia el futuro, que las naciones con mayores responsabilidad y poder, como son los del G-20, deberían tener entre sus prioridades.

21FEB11 RS370

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