domingo, 13 de marzo de 2011

EXTRAÑA OLA "DEMOCRATIZADORA" EN MEDIO ORIENTE

Fuente: José Alberto Villasana, en www.golgotaonline.com

Albert Pike, Gran Soberano del Antiguo y Aceptado Rito de la Francmasonería, envió una carta, el 15 de agosto de 1871, a Giuseppe Mazzini, Gran Soberano de los Iluminati después de Adam Waishaupt, fundador de esa poderosa logia.


En la carta, Pike le dice que, para lograr el “Nuevo Orden Mundial bajo un Gobierno Mundial”, necesitarían organizar tres guerras.

La primera guerra (que sería la Primera Guerra Mundial): “Para implantar el Nuevo Orden Mundial habremos de facilitar una guerra para destronar a los zares católicos y someter el vasto territorio ruso bajo el control de los Iluminados, y así poder usarlo como plataforma desde la cual difundir nuestros objetivos”.

Después otra guerra (que fue la Segunda Guerra Mundial), “la lograremos exacerbando las diferencias entre el sionismo político y el nacionalismo germano, con el fin de consolidar y extender la influencia iluminista rusa y establecer en Palestina el Estado de Israel”.

Y una guerra más (Tercera Guerra Mundial) “la suscitaremos exasperando las diferencias entre judíos y árabes, para provocar un formidable cataclismo social”

En su libro “Tragedy and Hope”, el historiador Carroll Quigley documenta cómo aquellas ideas no quedaron en meros deseos, sino que efectivamente las dos guerras mundiales fueron financiadas por personajes pertenecientes a ese grupo de poder, especialmente por la dinastía Rothschild.

La tesis de un enfrentamiento entre judíos y árabes fue retomada en tiempos modernos por el racista Samuel Huntigton, en su libro “El choque de civilizaciones”, proponiendo que ese choque es inevitable.

No es así. Ese enfrentamiento es totalmente artificial y creado. Judíos y árabes podrían convivir pacíficamente como buenos vecinos, los dos proceden de un mismo padre, Abraham, y los dos pueblos pueden considerar que fueron elegidos para habitar Caná (la actual Palestina).

Pero, como expresó Albert Pike, hay un gran interés en provocar un estallido social que lleve a la fase final de la implementación del “Nuevo Orden Mundial bajo un Gobierno Mundial”. Es la estrategia hegeliano-straussiana.

En este sentido llama la atención que a inicios del 2011 se esté dando un raro alzamiento del mundo árabe contra sus dictaduras. Una extraña y sospechosa ola "democratizadora" azota la región en Medio Oriente y norte de África. Comenzando por Túnez y Egipto, y siguiendo por Argelia, Libia, Bahrein, Costa de Marfil, Sudán, Yemen, Marruecos, Irán, Líbano, Omán y Siria, revueltas "populares" se han sucedido de forma ininterrumpida en contra de los dictadores y del sistema islamista.

Esas coincidencias recuerdan el movimiento del ´68, en el que una aparente rebelión "estudiantil" era, en realidad, teledirigida y manipulada por agendas ocultas por encima de los estudiantes y de las naciones. Ya resultaba raro que jóvenes en Tokio, Paris, Ankara, México, EEUU, Praga, Buenos Aires, etc... todos repitieran simultáneamente la misma consigna de Marcuse a favor de la desobediencia civil, coreando los mismos leitmotiv y hasta enarbolando los mismos logotipos.

¿Quién coordinaba toda esa acción a nivel mundial? ¿quién organizaba y financiaba esa insurrección detrás del telón? ¿cual era su agenda?

Con el tiempo se supo que ese movimiento, aparentemente espontáneo y "de base", fue el epítome del programa Mk-Ultra llevado a cabo por la CIA.

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